Día: enero 29, 2017

Perteneciente a ese privilegiado grupo que ha sabido o podido desenvolver su carrera desde la comodidad académica para apearse sin ventajas en lo popular, Graig Armstrong, como un Michael Nyman o un Ryuichi Sakamoto por citar dos referencias asimilables, no ha escatimado muestras notables de versatilidad e inspiración. El ejemplo de As If To Nothing (Virgin, 2002) estampaba su sello, con la colaboración justificada de interpretes que elevaban su diseño sonoro en piezas rutilantes y que permitían ver con claridad sus dotes para la composición cinematográfica. En Piano Works (Sanctuary, 2004), la excusa es recrear canciones de origen diverso con la única ayuda de las teclas y algún ocasional y casi imperceptible pespunte electrónico. Espectacularidad frente a sencillez formal. En ambos casos, se aprecia el componente romántico y evocador de las composiciones, pero también la afición de Armstrong por sugerir – más que resolver – lo oculto. Graig Armstrong Leaving